Un día cualquiera durante la grabación llegamos a casa para cenar y echar unas risas en el sofá. Mientras Carlos se duchaba, Arturo hacía la cena y Chuchi le daba caña al "guitar trainer pro", El Niñu se tumbó en el sofá.
Minutos más tarde y cuando empezaba a quedarse dormido, a pesar del ruido de la campana extractora de a cocina, empezó a notar cómo una sensación de movimiento y de mareo se apoderaba de él. Algo tiraba de su cuerpo hacia el interior del sofá. El Niñu notaba que, lo que parecía un hueco ínfimo como en cualquier sofá, en este se había convertido en un cálido y cómodo espacio del que no quería salir, donde se sentía muy a gusto.
Cuando llegamos alertados por los gritos era demasiado tarde y el hueco del sofá volvía a ser como el de cualquier otro comprado en Megamueble. Consternados por la périda de nuestro violinista y cantante a mitad de grabación lo único que pudimos hacer fue buscar un doble, regalarle el curso de Rabel y Tonada Montañesa CCC y encerrarle en el estudio hasta que grabase todo.
Ya hemos dado varios conciertos con el chaval y nadie ha notado nada, ni tan siquiera su simpática novia.
Niñu, allí donde estés, tienes que saber que te echamos de menos.
Vuelve.
Arturo al paratu.